Estas ondas pasan a través del cuerpo y cuando chocan con un tejido de diferente densidad, parte del sonido se refleja como un eco. Son estos ecos los que forman la imagen del pequeño bebé que flota en la panza de su mamá.
Además de la explicación técnica, las ecografías significan otras cosas para los padres y generan en ellos muchas expectativas. ¿Estará todo bien? ¿Será uno o serán dos? ¿Ya podremos saber el sexo?, se suelen preguntar cuando les llega el momento en que el médico obstetra prescribe una ecografía.
Y no es para menos. Ver a un hijo en el útero de la madre es una experiencia indescriptible y una muestra acabada de la maravilla de la vida, además del avance científico. Comparadas con las imágenes de ese bebé que se mueve y flota en el líquido amniótico y ese corazón que late con fuerza, las fotos de la Tierra vista desde la Luna parecen prácticamente insignificantes.
Tan fuerte es la experiencia de una ecografía que muchos padres se quedan con ganas de más y quieren saber por qué el médico sólo les ordena tres o cuatro en todo el embarazo. Es que, a través de la ecografía, tienen una noción más certera de cómo es su bebé y hasta empiezan a imaginar sus rasgos y facciones. Pero desde el punto de vista médico, no hacen falta más que las rutinarias y hacerlas de manera excesiva tiene un costo elevado en el gasto en salud.
Como no son tantas los ultrasonidos que indica el médico, el papá no quiere desaprovechar esa oportunidad y en general acompaña a la mamá en esta experiencia. Así, también se siente protagonista de ese embarazo que se gesta en el vientre materno.
"A la consulta con el ginecologo casi siempre iba sola, pero mi marido no se perdió ningun ultrasonido de mis cuatro hijos", dice María Castro. "Mi esposo viene siempre", comenta Magdalena Mariona, que está a punto de dar a luz a su primogénita. "El primer ultrasonido nos impactó: era un bebé minúsculo que cabía en la mano de un adulto. Se veía todo perfecto. En las siguientes, el ecografista nos iba mostrando paso a paso al bebé: la columna, los brazos, las piernas. Es emocionante", explica. "A mí, los ultrasonidos me hacen reflexionar sobre el valor de la vida, de lo vital e indefenso que es ese bebé" dice José Graca, futuro papá.
Además del aspecto médico, donde gracias a los ultrasonidos los ginecologos pueden seguir el desarrollo del bebé, el estado de la placenta, cómo se presenta, entre otras cosas, a la mamá y al papá le sirven para ir conectándose cada vez más con ese bebé que en unos meses llegará al mundo.